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KATUNEMO: el semillero artistico de los Berkshires

  • alexahnder
  • 4 sept
  • 4 Min. de lectura

Sanación y Comunidad en el Berkshires



En el corazón del Berkshires, una iniciativa nacida de la resiliencia personal y la fuerza colectiva ha logrado transformar la vida de decenas de artistas e inmigrantes. Su nombre es Katunemo, palabra que tiene su origen en la mezcla de dos vocablos de la lengua guaraní que significan: arte y sanación. El significado de Katunemo también se expande a la conexión con los ancestros, con la tierra, con las heridas, la luz y también con la oscuridad. Ese espíritu, de unión y sanación, es el que guía cada paso de su fundadora Marina “Maru” Dominguez originaria de Buenos Aires, Argentina y de la comunidad que se ha tejido alrededor del proyecto.


Marina "Maru" con el libro de la exhibición delante de dos de sus obras
Marina "Maru" con el libro de la exhibición delante de sus obras fotográficas.

Un comienzo entre crisis y esperanza



La historia de Katunemo está marcada por una travesía personal. Su creadora llegó a Pittsfield hace casi una década, tras atravesar un período de profundas pérdidas en Argentina: la renuncia a su trabajo en una multinacional por denunciar la corrupción de los abogados de la empresa, meses sin conseguir empleo por falta de referencias por alzar la voz, un divorcio y una depresión fueron los ingredientes que la llevaron  a replantearse su vida. Su madre un día le dijo que tenía que marcharse, quince días después viajó con lo mínimo en la maleta, “solo tenía en la maleta una camiseta y unos jeans” recuerda pensando que lo que ella pensaba sería un paréntesis breve en Estados Unidos.



Pero en 2016, tras la elecciones, decidió quedarse. “Esa mañana supe que mucha gente iba a necesitar apoyo, y sentí que yo tenía que estar aquí”, recuerda. Ese fue el punto de partida de una nueva vida que la llevó a redescubrir sus pasiones y replantear su propósito.


Con formación en recursos humanos y coaching, y más tarde en psicología, su interés por el bienestar humano se unió a un hallazgo inesperado: el arte. “En Argentina mi vida era estudiar y trabajar. Nunca tuve tiempo para explorar otras partes de mí. Aquí descubrí dentro de mi la música, la danza, la fotografía”. Esa combinación —arte y sanación— dio origen a Katunemo.


El proyecto nació como un espacio independiente para artistas migrantes, muchos de ellos latinos, que enfrentaban barreras como el idioma, la falta de conexiones o el simple hecho de priorizar la supervivencia económica por encima de su vocación artística. Katunemo se convirtió en ese puente necesario: un lugar de acompañamiento emocional, pero también de oportunidades concretas.

Exhibición "Nosotros también somos América" en North Adams en Julio, con algunos miembros de Katunemo y artistas que participaron de la exhibición
Exhibición "Nosotros también somos América" en North Adams en Julio, con algunos miembros de Katunemo y artistas que participaron de la exhibición

Historias  de transformación


El impacto de Katunemo se mide en trayectorias personales. Clara Guatta (claraguatta_music), es una cantante que pasó de dudar de su talento musical a presentarse gracias a su dedicación, talento y al apoyo de Katunemo, en Tanglewood este año como parte del programa Common Chord. Clara ahora piensa en grabar su propio disco. 


Pintura de Stephany Rodriguez
Pintura de Stephany Rodriguez

Otro ejemplo que brilla es Stephany Rodriguez(@artbystephx), artista plástica que encontró en Katunemo el impulso para mostrar su obra, participar en talleres, recibir apoyos financieros y reconocimientos a su labor artística  como el Creative Individuals 2025  por parte del Mass Cultural Council. Stephany tiene el privilegio de haber incorporado su trabajo dentro de los mulares que adornan la ciudad de Pittsfield, Ma. 


También David Melchor(@melchorfilms) originario de colombia, quien dejó trabajos que no lo satisfacían para abrirse camino en la fotografía y el video, colaborando con medios de comunicación locales como la televisión comunitaria CTSB; David acaba de lanzar  junto con otros dos miembros de la comunidad local, Pilldorama un programa de radio dedicado  a explorar la salud mental, el bienestar y la calidad de vida.


Cada historia refleja el objetivo del colectivo: ayudar a los artistas abrirse un camino propio, creer que sus talentos son válidos y que hay un lugar para ellos en esta sociedad.


Desde el inicio, Katunemo se ha apoyado en la idea de que la comunidad es colchón y motor. “En Argentina todo era competencia. Aquí descubrí algo distinto: que hay espacio para todos, que podemos crecer juntos y respetarnos”, explica la fundadora. Esa percepción nunca cambió y se convirtió en la base de su visión.


 Además de talleres y exhibiciones, Katunemo organiza intervenciones artísticas en lugares poco convencionales, incluso en espacios tradicionalmente ajenos al arte latinoamericano. “Queremos que nuestro mensaje llegue a donde no se lo espera. Que en un pueblo blanco y rural de los Berkshires se encuentren con la fuerza de nuestro arte”


Tanglewood, miembros de Katunemo en la presentación de Clara Guatta.
Tanglewood, miembros de Katunemo en la presentación de Clara Guatta.

Presente y futuro


Tras años de autogestión, el colectivo consiguió recientemente su primer fondo de desarrollo y se encuentra en proceso de convertirse en una organización sin fines de lucro. El objetivo es claro: ofrecer más recursos materiales y económicos a los artistas, sin perder la independencia creativa que siempre los ha definido.


“Katunemo es plataforma, no es un fin en sí mismo. Los artistas son quienes ponen el color, nosotros solo damos la base”, explica la fundadora.


Más allá del arte


Katunemo no solo acompaña a creadores. A través de un pódcast El viaje y otras actividades, el proyecto da voz a inmigrantes que desean compartir su historia, inspirar y sentirse escuchados. En todos los casos, la premisa es la misma: abrir un espacio donde el ser humano pueda crecer y expresarse plenamente.


Katunemo es más que un colectivo artístico. Es un movimiento de sanación, resiliencia y comunidad. Una apuesta por demostrar que el arte inmigrante no solo tiene un lugar en el Berkshires, sino que lo transforma.




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